domingo, octubre 01, 2006

Flores de ciudad

La verdad es que no sé cual es la verdad. No sé por qué he vuelto, ni la razón de mi huida. No sé qué contarte hoy que te busco y no te encuentro, hoy que te llamo en silencio y no me escuchas. Tampoco sé disimular. Ni qué número de llamadas es el máximo y el mínimo.

Madrid me da la mano y me enseña sus rincones, callejeamos buscando motivos por los que no besarte en los labios. Paseadores de perros, corredores de fondo, el ruido metálico de los comercios abriéndose, el paso lento de los que aún no han deshecho su cama, alguien riega las aceras de hormigón como si quisiera hacer brotar orquídeas. Huele a lluvia sin que haya llovido en esta ciudad en la que casi todo es tan mentira y tan verdad como la caricia que me quema en los dedos cuando te siento cerca. Gran vía no duerme ni aunque haya salido de farra, y tú y yo (que en sueños somos nosotros), detrás de la línea divisoria.

Si me acompañas, salto.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Algo me ha hecho volver a visitar ese rincón que, hasta hace no demasiado, acostumbraba a recorrer poco antes de dormir. No ha sido complicado seguir las migas de pan.
Desde Aviles, a poco más de una hora de cubos colereados con sabor a sal, hola de nuevo.

(aun no he perdido la esperanza de recibir esos archivos con tu magia, quizá algun día ;)

2:35 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si tu me das la mano salto.
De cabeza, con los ojos cerrados.
Confiado.

No sabes la alegría que me das.
Guapa, guapa, guapa,guapa, guapa, guapa, guapa, guapa, guapa,guapa, guapa, guapa, guapa, guapa, guapa,guapa, guapa, guapa, guapa.

Te beso.

12:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Salta siempre, aunque tropieces, que cualquier tropiezo son dos pasos más

2:28 p. m.  
Blogger Llaeza said...

Usuario anónimo (o no tanto), la esperanza es lo último que se pierde ;) y yo lo único que he perdido es la vergüenza :( oye, que te lo mando, prometido :*

Glup, milagro, no había muerto, sólo dormía (a veces ni siquiera eso). Además, he estado fuera (de mí y de España). Pero salto, salto, salto, y me pongo colarada por tanto "guapa" inmerecido.

Y me dejo besar.


Alfredo Los tropezones te hacen pensarte dos veces el volver a saltar. Porque puede que avances, pero, ¡joder, cómo duele!. En todo caso, estoy de acuerdo. Saltar, siempre. Con o sin red, qué más da.

8:49 p. m.  

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